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  • Marcia Morgado

Transitando entre el misticismo y la ciencia: surrealismo según Varo


Remedios Varo. El juglar (El malabarista), 1956. El Museo de Arte Moderno, New York, Regalo de Joan H. Tisch (por intercambio), 2018. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid
Remedios Varo. El juglar (El malabarista), 1956. El Museo de Arte Moderno, New York, Regalo de Joan H. Tisch (por intercambio), 2018. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid

La exhibición, Remedios Varo: Ciencia ficciones, en el Instituto de Arte de Chicago incluye 60 obras y puede visitarse hasta el 27 de noviembre. Esta es la primera muestra monográfica de una artista trabajando en México, y la primera dedicada a una pintora surrealista en el museo –que ha mantenido una larga relación con el surrealismo–. La exhibición resulta de la colaboración entre el Instituto de Arte de Chicago y el Museo de Arte Moderno (MAM) de México, con el apoyo de la Fundación Jumex de Arte Contemporáneo.

Remedios Varo. Homo Rodans, 1959.  @2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid
Remedios Varo. Homo Rodans, 1959. @2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid

María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga nació en 1908, en el seno de un hogar de clase media alta en Girona, ciudad al norte de Barcelona, España. Su madre, Ignacia Uranga, era de origen vasco y el padre, Rodrigo Varo y Zeljavo, ingeniero hidráulico andaluz. De él aprendió el amor por las matemáticas y el dibujo. Tras mudarse a Madrid en 1917, juntos visitaban las obras del Bosco, Bruegel, Goya y Velázquez en el Museo del Prado. Paralelamente, sus vivencias en la escuela católica la impresionaron de tal forma que aparecen reflejadas en obras como Bordando el manto terrestre (1961).


Varo era una de las pocas mujeres que asistía a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando donde se matriculó en 1925, graduándose cuatro años más tarde. Fue una etapa de aprendizaje, en la cual conoció las obras de Luis Buñuel, Salvador Dalí y Federico García Lorca, inclinándose por el movimiento surrealista.


En 1930 se casó con el también pintor y compañero de clases, Gerardo Lizárraga; juntos marcharon a París, pero las dificultades económicas los obligaron a instalarse en Barcelona. Poco después se separaron, aunque mantuvieron una estrecha relación por el resto de sus vidas.


Remedios Varo. Bordando el manto terrestre, 1961. Colección privada. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid. Foto por Jamie M. Stukenberg, Stukenberg Photography
Remedios Varo. Bordando el manto terrestre, 1961. Colección privada. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid. Foto por Jamie M. Stukenberg, Stukenberg Photography

La primera muestra monográfica de una artista trabajando en México, y la primera dedicada a una pintora surrealista en el museo, puede visitarse hasta el próximo 27 de noviembre

Tras el asesinato de García Lorca por los nacionalistas españoles en 1937, Varo marchó a París para nunca regresar a España. Escapó junto al poeta surrealista francés Frances Péret, con quien mantuvo una larga relación tanto en Francia como en México. Pero la ocupación nazi la obligó a huir de París. Buscó refugio primero en un pueblo mediterráneo en el sur de Francia donde conoció a René Magritte, después en Marsella donde otros surrealistas –entre ellos André Breton, Wilfredo Lam y Antoine de Saint Exupery– también buscaban cómo escapar.

Remedios Varo. Hacia la torre, 1960. Colección privada. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid. Foto cortesía de Sotheby’s, Inc. © 2023
Remedios Varo. Hacia la torre, 1960. Colección privada. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid. Foto cortesía de Sotheby’s, Inc. © 2023

Contaron con el apoyo económico de Breton y la ayuda de Frida Kahlo para viajar a México en 1941. El haber enfrentado tantos cambios de residencia de niña y huidas de joven inspiró algunas de sus pinturas, como Exploración de las fuentes del Orínoco (1959) y Hacia la torre (1961). En ellas encontramos personas, solas o en grupo, transitando por paisajes oníricos construidos meticulosamente. Varo no dejaba nada al azar ni a “la inspiración”. Dibujaba bocetos antes de comenzar una obra, primaba la tela con gesso, lo que le permitía rayar la superficie después de pintarla, y así obtener la textura deseada. Su preparación meticulosa tiene más que ver con la pintura renacentista que con la surrealista, de ellos aprendió el uso de la decalcomanía, con lo que lograba efectos de luminosidad.


Exceptuando un año en Venezuela, Varo vivió en México el resto de su vida, hasta que falleció en 1963. En México se liberó de las limitaciones y la misoginia impuestas por el surrealismo europeo; finalmente pudo desarrollar su estilo en el que se funden fantasía, misticismo y materialidad. También están presentes su interés por el tarot, la astrología y la alquimia, conjuntamente a las teorías de Carl Jung, George Gurdjieff y P.D. Oupensky.


De inmediato se encantó con el color, los sonidos y la calidez del país azteca donde entabló amistades con colegas que integraban la comunidad de exiliados europeos. Entre ellos encontró gran afinidad, especialmente con tres surrealistas: la fotógrafa húngara Kati Horna, el artista austríaco Wolfgang Paalen, y la pintora británica Leonora Carrington, con quien se veía casi diariamente. Conocidas como “las tres brujas”, Varo, Carrington y Horna residían en el barrio de Roma, en Ciudad México, donde frecuentemente se reunían para conversar sobre temas esotéricos.


Remedios Varo. Armonía, 1956. Colección de Eduardo F. Costantini. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid
Remedios Varo. Armonía, 1956. Colección de Eduardo F. Costantini. © 2023 Remedios Varo, Artists Rights Society (ARS), New York / VEGAP, Madrid

El personaje en Armonía intenta “encontrar el hilo invisible que une todas las cosas. Por eso, en un pentagrama de hilos de metal, ensarta toda clase de objetos”

A principios de la década de los 50, Varo comenzó una relación afectiva con el exiliado austríaco Walter Gruen, propietario de la tienda de música clásica Sala Magolín, situada en el mismo barrio donde ella vivió hasta el final de sus días. Finalmente pudo dedicarse íntegramente a su obra. Allí pintó la mayor parte del trabajo que le confirió la fama —incluyendo el tríptico compuesto por Hacia la torre, Bordando el manto terrestre y La huida—, y que conforma esta exhibición.


No obstante la dedicación de Gruen porque recibiera el reconocimiento merecido, —incluyendo la exhibición La obra de Remedios Varo, que organizó en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1964—, pasaron décadas antes que Varo fue verdaderamente valorada fuera de México. En 2014, Hacia la torre (1960) se vendió por $4.3 millones; en 2020, Armonía (1956), por $6.1 millones y Microcosmos (1959), por $1.8 millones.

Dado que la producción artística de Remedios Varo no es muy extensa, es incalculable la importancia de las 39 pinturas que Gruen donó al MAM. Esta exhibición es mucho más completa, permitiéndonos apreciar la labor de Varo en la época más importante de su vida creativa, y la riqueza imaginativa de una de las surrealistas más importantes de América, cuya mirada cósmica nos ennoblece.


REMEDIO VARO

Art Institute of Chicago, 111 South Michigan Avenue , Chicago, Illinois 60603


Viernes a lunes - 11:00 a.m. – 5:00 p.m. Jueves - 11:00 a.m. – 8:00 p.m. Martes y miércoles – Cerrado


Se sugiere comprar boletos con antelación. Haz click aquí para obtener más información.


Imágenes cortesía del Art Institute of Chicago



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