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  • Maite Lopez Pino

Neuroarquitectura: Diseñando espacios que impactan nuestras emociones

Updated: Jul 5


edificio con formaciones curvas afuera

Seguramente te has preguntado por qué al visitar ciertos espacios sientes esa paz interior tan grande, o esa euforia incontrolable o por el contrario una opresión y agobio indescriptibles. Y te puede parecer ciencia ficción, ¡pero no lo es! Es el diseño y la arquitectura en contacto directo con tus emociones, hablándole sin filtros a tu cerebro y explicándole qué sentir ante cada arco, curva o color que llama tu atención.


La neuroarquitectura es una rama de la arquitectura que trabaja con bases científicas para comprender cómo el entorno modifica nuestras emociones. La idea es construir espacios que mejoren el bienestar de las personas, ya sea en sus hogares, oficinas o áreas recreativas.


Y sí, estamos hablando de diseño sensorial de espacios, el arte de imaginar, planificar y ejecutar lugares que afecten nuestros sentidos. La idea es evocar sensaciones positivas, como seguridad, relajación y conexión con la naturaleza, a través de la luz, los colores y las texturas.

Arquitecta creando un modelo para un nuevo edificio.

Los avances en la investigación cerebral a través de la neurociencia han definido a la perfección cómo los humanos comprenden la luz, el color, el olor, los sonidos, el gusto y el tacto proporcionados por un ambiente y cómo estos pueden contribuir a una experiencia que influye directamente en nuestro estado emocional.


Aquí juega un rol primordial el diseño sensorial y los arquitectos se han volcado a crear espacios que tengan en cuenta las necesidades físicas, cognitivas y psicológicas de los seres humanos, transportándolos inconscientemente a su estado ancestral de seguridad, relajación y confort.


Ahora mismo todos estos elementos te parecerán futuristas, pero hemos estado expuestos a aspectos como la armonía, el color y la iluminación durante siglos. El 83% de la información que retenemos llega a través de nuestros ojos. Sin embargo, ser el sentido más utilizado y desarrollado no significa que sea el más persuasivo. Los olores pueden generar reacciones emocionales inmediatas que nos transportan a momentos específicos, recuerdos y sensaciones. Por otro lado, el sonido afecta directamente las emociones, la salud y el comportamiento. Resulta imprescindible diseñar espacios con comodidad acústica, todos estos aspectos se verán afectados.


edificio con espacio abierto blanco y mucha luz. Crea una sensación de paz en la audiencia.

Otro enfoque sería el de adaptar los espacios infantiles a su escala en entornos educativos para que los niños tengan una percepción ajustada a su realidad, reduciendo el estrés y aumentando la seguridad y autonomía, según las hipótesis desarrolladas por el arquitecto John P. Eberhard en su libro “Brain


Landscape” (2008). Asimismo, el cerebro de un niño responde a la luz natural, promoviendo el proceso de aprendizaje. Las malas condiciones acústicas en las aulas pueden dificultar las habilidades de lectura y la concentración de los estudiantes.


Eberhard además propuso cambios en el entorno laboral para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y aumentar su productividad. Pues el cerebro responde a la proporción áurea, y así los espacios de trabajo con vistas al exterior facilitan y potencian la actividad cognitiva y que los espacios con proporciones equilibradas aumentan exponencialmente la sensación de bienestar.


Por otro lado, Pablo Redondo, fundador del Instituto de Neuroarquitectura y Diseño, afirmó a los medios que “hoy en día pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores, y estos interiores no están desarrollados de manera que nos beneficie”.


Por ello resulta de vital importancia la neuroarquitectura, este matrimonio entre la neurociencia y la arquitectura. La ciencia nos ha estado mostrando lo que solía ser una cuestión intuitiva para los arquitectos, pero ahora la ciencia proporciona datos sólidos y evidencia de que el entorno construido modifica el comportamiento humano.


Este gran secreto ayuda a comprender qué es bueno para nosotros y qué no, cómo se activa el cerebro y cómo crear una arquitectura más humanizada que persiga el bienestar y la salud de los seres humanos. Para finalizar este tema te traemos algunos elementos indispensables a la hora de diseñar espacios para lograr que la mente se estimule y permanezca relajada:


escalera iluminada

Iluminación

La luz atrae al ser humano, al ser un elemento clave que guía al individuo en su experiencia en el edificio. La luz natural ayuda a la concentración de las personas y relaja la mente.




arquitectura con espacios verdes


Espacios verdes

La sensación de estar encerrados genera estrés y disminuye la productividad de las personas, sin embargo, la luz natural y los espacios verdes ayudan a abrir la mente, aumentar la concentración y favorecer la calma.




techos altos

Techos

La altura de los techos también influye en la concentración y actividades de las personas. Así, los techos altos son ideales para las tareas más creativas, mientras que los techos bajos favorecen un trabajo de carácter más rutinario.





colorful buildings

Colores

Los colores influyen y condicionan el estado de ánimo de todos, ya que los tonos cercanos a la naturaleza como verdes, azules y amarillos reducen el estrés, aumentan la sensación de confort e inciden sobre la percepción del espacio como un edificio saludable. Por otro lado, los tonos cálidos como el rojo captan la atención del receptor, por lo que se recomiendan en tareas que requieren concentración.


edificios curvos

Elementos arquitectónicos

El diseño arquitectónico también influye en la mente humana, especialmente en relación con los ángulos y formas utilizados. Mientras que los espacios rectangulares suelen percibirse como menos agobiantes que los cuadrados, los ángulos pronunciados en los edificios pueden generar estrés o ansiedad, a diferencia de las curvas o contornos suaves, que transmiten una sensación de seguridad y comodidad.


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